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lunes, 20 de agosto de 2012


México, gran ruta del tráfico de antigüedades

Recientes decomisos de arte egipcio y oriental confirman que el país es vía de tránsito con destino a Estados Unidos
CABEZA ANTROPOMORFA DE PERFIL.Proveniente de la región de Asuán, al sur de Egipto. Fue decomisada en México, en 2006, ahora se encuentra en el Museo de El Cairo. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
El UniversalEl decomiso de dos sarcófagos egipcios el pasado 9 de julio en la aduana de Laredo, Texas, provenientes de México, se suma a la serie de casos en que los tráficantes de bienes culturales usan el territorio mexicano como puente de ingreso a Estados Unidos, el mercado más grande de bienes culturales en el mundo.
Por su situación geográfica y por la poca vigilancia que existe en sus fronteras, México funciona como puerto de entrada de antigüedades provenientes de países latinoamericanos o del Medio Oriente, que en la mayoría de los casos tienen como destino final el país del norte.
El caso de los sarcófagos no ha sido el primer decomiso de antigüedades que se registra en las aduanas de México. En ese mismo cruce de Laredo, en 2007 las autoridades incautaron un lote de más de 300 piezas peruanas. Un año antes, durante una inspección de paquetería, las autoridades decomisaron una efigie de la cultura egipcia que fue puesta en custodia del Museo Nacional de Antropología y que después se devolvió a Egipto.
Otro de estos casos se registró el año pasado en Manzanillo. Ahí, agentes aduanales identificaron en los contenedores de un barco de carga cinco campanas de bronce y una figura de madera de los siglos XVII y XVIII de la cultura birmana, hoy República de Myanmar. Las piezas están en custodia del INAH Colima, en espera de regresar a su país.
Estos son sólo algunos de los casos registrados por las autoridades, a pesar de que México es una ruta obligada hacia el principal mercado de antigüedades: Estados Unidos.
El arqueólogo peruano Walter Alva, especialista también en el tema del tráfico de bienes culturales, no descarta que México, al tener una frontera con la Unión Americana, funcione como “el puente más seguro para ingresar piezas a EU”, un país con un alto poder adquisitivo y donde los bienes culturales son considerados como “reliquias”, sin tomar en cuenta que, al adquirirlas, “no están comprando objetos artísticos, sino parte mutilada de la historia de un pueblo”.
El jurista Gabriel Cámpoli, quien ha seguido casos de tráfico de piezas arqueológicas en subastas por Internet, confirma que el territorio mexicano es paso obligado de piezas arqueológicas provenientes de Latinoamérica cuyo destino es EU.
“Está la cuestión geográfica, todo aquello que quiera llegar a EU y que no sea de Canadá , tiene que pasar por México. Pero hay una segunda razón, por ejemplo, en el caso de la frontera sur, es muy difícil de controlar, ¿cómo le haces para controlar los cruces por esa zona selvática?”, dice el especialista, y agrega que, en algunos casos, para meter las piezas arqueológicas a esa nación se usan las mismas rutas de los migrantes o de los traficantes de droga. Cámpoli comenta que incluso se han registrado casos en los que los mismos migrantes llevan piezas arqueológica que venden para poder subsistir.
Al respecto, el ex director de la Biblioteca Nacional de Venezuela, Fernando Báez, quien ha trabajado en temas del tráfico de arte antiguo, recuerda que en el informe “Stealing History”, publicado por la UNESCO en 2000, se comentaba “el extraño caso de un avión detenido en Colorado con marihuana y antigüedades precolombinas originarias de México”. “Al igual que las redes de tráfico de personas, la franquicia de las rutas es rentable, híbrida, cambia por datos obtenidos de fuentes policiales, estamos ante criminales organizados con gran capacidad de evolución”, dice.
EU, el gran mercado de bienes
Todd Swain, oficial del Servicio de Parques Nacionales de EU, quien ha llevado investigaciones penales y civiles contra el tráfico de bienes culturales, explica que la cantidad de bienes patrimoniales provenientes de México y de otros países que ingresan a EU de manera ilegal, es tan grande que es muy difícil dar seguimiento penal a todos los casos.
Según datos proporcionados por Swain, entre 1998 y 2011, alrededor de 6 mil 311 artefactos de México, Centro y Sudamérica fueron incautados en EU, de los cuales muy pocos tuvieron un proceso penal.
“Miles de objetos precolombinos y coloniales, obras de arte se venden cada año en EU en subastas, galerías y en línea. Mientras que un gran número de estos artículos no son auténticos, seguramente hay cientos o miles que sí son reales. Este comercio representa cientos de miles y, quizás, millones de dólares por año”, dice.
Swain indica que si bien es muy común que las piezas arqueológicas ingresen a EU por la frontera de México, también están los casos en que hacen una primera escala en otro país, para después ingresar vía área o marítima a territorio estadounidense. “Casi todas las antigüedades camboyanas que llegan a EU llegan vía Tailandia”, indica.
Walter Alva comenta que esta práctica de buscar ingresar la pieza antigua desde otro país, es común cuando el país de origen de la pieza expoliada tiene un convenio bilateral con EU o ha ratificado la “Convención sobre medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales”, de la UNESCO.
“Hay algunos países que no tienen ese convenio, es ahí donde se refugian o muchas veces triangulan los traficantes. Si no pudieron entrar a EU por algún lado, mandan las piezas a otro país que no tenga suscrito el convenio, y de ahí lo ingresan a EU, al mercado negro”.
“Existe mucha audacia para poder sacar los objetos de sus países de origen, incluso se le llegan a hacer arreglos artesanales para que parezcan artesanías modernas”, añade.
Alva señala que es importante que México y EU suscriban un convenio para evitar el tráfico de piezas de otros países, y que se desarrolle un trabajo de seguimiento de las rutas de tráfico, a partir de los casos hasta ahora registrados.
Por su parte, Gabriel Cámpoli indica que si bien en México se han desarrollado programas de capacitación a los agentes aduanales para evitar el tráfico de bienes culturales, no existe el personal suficiente. “Por cada 100 policías que investigan el narcotráfico, hay, con suerte, uno que se dedica al tráfico de arte”, comenta.
“Tienen que evitar el tráfico de personas, armas, drogas y, también, el de bienes patrimoniales. Y a esto último no le van a dedicar la mayor parte de los recursos. Además, el mercado de arte ilícito es menor, una obra cultural puede valer mucho dinero, pero vas a vender una en un año. El volumen del mercado de arte antiguo es menor, por lo tanto el tráfico es menor, a pesar de que significativamente la pieza valga mucho más”.

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